El espacio está lleno de radiación letal y meteoroides que representan un peligro para la Tierra. Sin embargo, nuestro planeta azul está protegido por dos sorprendentes escudos: un potente campo magnético y una atmósfera hecha a la medida. Hablemos, primeramente, del campo magnético.
El campo magnético emerge desde el interior del planeta y se extiende hasta el espacio exterior, donde forma un escudo invisible denominado magnetosfera (o magnetósfera).
Tal escudo nos protege del impacto directo de los rayos cósmicos y de la radiación solar de alta energía, que provoca fenómenos como
- el viento solar (una corriente de partículas cargadas de electricidad),
- las erupciones solares (que en minutos liberan la energía equivalente a miles de millones de bombas de hidrógeno), y
- las eyecciones de masa coronal (que disparan hacia el espacio miles de millones de toneladas de materia procedente de la corona solar).
Las erupciones solares y las eyecciones dan como resultado la aurora boreal, la cual es un destello de colores visibles en la atmósfera superior cerca de los polos magnéticos de la Tierra.
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